Para cerrar el año, queria, primero, empezar con la Abstraccion, que como dije anteriormente, despues del Surrealismo es lo que mas me mueve en la Pintura como mi estilo de Arte preferido. Y despues, la obra de uno de los pintores del Expresionismo abstracto, al que me siento relativamente adentro con algunas de mis pinturas, el gran Rothko, una de mis tantas inspiraciones, con una obra muchas veces poco comprendida por el "¿espectador?" regular que la califica de mala calidad artistica, sin ver la profundidad emocional que la obra transmite realmente. Curiosamente no soy una persona muy religiosa que digamos, pero aun asi su obra me toca y mucho. Ahora les dejo una biografia, un tanto mas larga que lo normal, y si le dan al link de "Fuentes" veran un par de obras mas de este gran artista, y nos vemos espero yo en 2014 y con muchos mas pintores, y en algun momento pondre algunas de mis pinturas, y la posibilidad tambien de volver a poner (al menos por mi parte) algo de Musica en el blog. Les deseo un buen Año nuevo como espero que para mi lo sea el 2014 (el año de los mundiales, entre tantos proyectos personales y a la par), adios hasta el proximo año.
Nacido en 1903, en Dvinsk, Rusia,
actual Letonia, Marcus Rothkowitz, llegó con su familia siendo niño,
huyendo de las persecuciones antisemitas para instalarse en Portland
(Oregón).
Estudió
en la Art Students League de Nueva York, aunque siempre se consideró
un pintor autodidacta. De 1929 hasta 1952 ejerció como profesor de arte
en algunos centros de Nueva York, implementando un particular modo de
enseñanza.
En
1934 escribiría: “El expresionismo se parece mucho al arte de los
muchachos. Quizá su obra es más expresionista que la de los propios
artistas, ya que es un intento de revivir la frescura y la ingenuidad
de la visión infantil”.
Sus
reflexiones han llegado a nosotros a través de sus textos que,
ordenados después de su muerte, permitieron conocer detalles íntimos
de su pensamiento y sus sentimientos, muy interesantes por cierto.
Durante
los años veinte y treinta realizó infinidad de obras figurativas
—desnudos, retratos, interiores con figuras, paisajes urbanos— tanto
sobre papel como sobre lienzo. A lo largo de la década de los treinta,
sus obras muestran rostros planos y sin rasgos y figuras atenuadas que
se funden con el marco arquitectónico, como ocurre en su exploración
del metro de Nueva York.
Formó parte del
expresionismo abstracto norteamericano en la
década de los 40 junto a otros pintores como Motherwell, Pollock, De
Kooning, Barnett Newman, Clyford Still y Gottlieb, que abandonaron la
tradición y rompieron la normativa para expresarse en otra dirección,
justamente la opuesta. Rothko no compartía con sus compañeros el
carácter gestual y espontáneo de su pintura.
Sus obras de este período evidencian la influencia de las teorías de
Nietzsche y Jung, e incorporan técnicas e imágenes abstractas propias
del surrealismo, llegado a EE.UU. a través de los europeos emigrados y
de artistas americanos formados en Europa.
A finales de los años cuarenta Rothko elimina de su pintura cualquier
elemento figurativo dando paso, con sus obras de transición realizadas
entre 1946 y 1949 conocidas posteriormente como Multiformas, a su
enfoque basado en los colores puros en el espacio.
A
comienzos de la década de 1950 Rothko ya había alcanzado un lenguaje
abstracto personal, que sometió en los siguientes veinte años a un
proceso de refinamiento y simplificación.
Explicaba
acerca de ests formas: "no tienen relación directa con alguna
experiencia particular visible, pero en ellas se reconoce el principio y
la pasión de los organismos".
Sus
obras, generalmente de gran formato, con la intención de lograr un
estado de intimidad, se componen de varios campos de color de formas
rectangulares, más o menos horizontales, sin ninguna relación con la
geometría, que parecen flotar sobre un espacio indefinido. Son
sucesivas y finas veladuras, de óleo aplicado como acuarela, con la
mínima textura.
Decía en 1951: “ Yo pinto cuadros muy grandes. Yo sé que, históricamente, el objetivo de los cuadros grandes es pintar algo grandioso y pomposo. Pero, si los pinto, es justamente porque quiero estar muy cerca, ser muy humano ” […]“ Pintar un cuadro pequeño es ponerse afuera de las sensaciones […]Cuando uno pinta cuadros grandes, […] uno está adentro ”
Decía en 1951: “ Yo pinto cuadros muy grandes. Yo sé que, históricamente, el objetivo de los cuadros grandes es pintar algo grandioso y pomposo. Pero, si los pinto, es justamente porque quiero estar muy cerca, ser muy humano ” […]“ Pintar un cuadro pequeño es ponerse afuera de las sensaciones […]Cuando uno pinta cuadros grandes, […] uno está adentro ”
«Detesto
toda la maquinaria de popularización del arte: universidades,
publicidad, museos... y a los vendedores de la calle 57»
Durante la década del cincuenta comienza a utilizar tono oscuros -rojos, granates, marrones y negros.
Una
de las piezas de esta época, Sin título, de 1952–53, una pared de luz y
color de enormes medidas, representa el deseo de Rothko de abarcar
insospechadas dimensiones espaciales con su arte.
Rothko
concebía sus obras como dramas, como la representación de una tragedia
sin tiempo. Sus cuadros, de gran intensidad espiritual, consiguen
envolver al espectador con una gran fuerza emotiva, invitándole a la
contemplación y la meditación.
Robert
Rosenblum calificó su pintura como la "abstracción de lo sublime" y la
relacionó con la tradición romántica de los países de la Europa
nórdica. Según este autor, los cuadros de Rothko, como sucedía con los
de Friedrich dos siglos antes, "buscan lo sagrado en un mundo profano".
El artista consideraba que el color puro era el mejor método para expresar las emociones y, en este sentido, podemos ponerle en relación con las teorías místicas sobre la abstracción desarrolladas por Kandinsky. Como él, Rothko creía que el color actuaba directamente sobre el alma y era susceptible de producir emociones profundas en el espectador.
En los primeros años de la década de 1960, las tonalidades fuertes y brillantes de sus cuadros anteriores, que producían una especie de radiación expansiva, son sustituidas por colores sombríos, como los morados, grises, verdes oscuros, marrones, con los que Rothko consigue obras más herméticas, todavía más sobrecogedoras.
El artista consideraba que el color puro era el mejor método para expresar las emociones y, en este sentido, podemos ponerle en relación con las teorías místicas sobre la abstracción desarrolladas por Kandinsky. Como él, Rothko creía que el color actuaba directamente sobre el alma y era susceptible de producir emociones profundas en el espectador.
En los primeros años de la década de 1960, las tonalidades fuertes y brillantes de sus cuadros anteriores, que producían una especie de radiación expansiva, son sustituidas por colores sombríos, como los morados, grises, verdes oscuros, marrones, con los que Rothko consigue obras más herméticas, todavía más sobrecogedoras.
Despliega
su idea del arte como un modo de comunicación, convertido por el
entorno de su época, a su pesar, en uno de los pintores más
cotizados, siempre combativo y escéptico diría desde sus textos:
«No soy un místico. Tal vez soy un profeta. Pero no profetizo las
desgracias por venir, sino que pinto las que ya están aquí». «En vez de
ensayar respuestas a interrogantes que no deberían ser contestados me
gustaría encontrar un modo de señalar esas circunstancias reales de mi
vida de las que surgen mis cuadros y hacia las que debería regresar»,
escribió en 1954.
"Ningún
conjunto de anotaciones pueden explicar nuestros cuadros. La
explicación ha de surgir de la experiencia consumada entre el cuadro y
el observador. La apreciación del arte es un auténtico matrimonio entre
dos mentes, y en arte, como en el matrimonio, la no consumación puede
ser causa de anulación"
"Un
cuadro vive en función de quien le acompañe: se ensancha y crece ante
los ojos del observador sensible, pero muere de la misma manera".
Su
obra constituye un cambio irreversible en la pintura, un
deslumbramiento por lo sublime y una poética visual que dio orden a la
naturaleza.
"Pretendo
eliminar cualquier obstáculo entre el pintor y la idea, entre la idea y
el observador. Un cuadro vive por compañerismo y se expande y aviva a
los ojos del observador sensible. Muere por la misma razón. Es, por
tanto, un acto peligroso e insensible el exponerlo al mundo."
"No
soy un pintor abstracto… No me interesan las relaciones del color, ni
de la forma, ni nada; lo único que me importa es expresar mis emociones
humanas básicas: tragedia, éxtasis, muerte. La gente que llora ante
mis cuadros tiene la misma experiencia religiosa que yo cuando los
pinté."
Jeffrey
Weiss, curador de la retrospectiva del artista exhibida entre 1998 y
1999 en Washington, Nueva York y París, subrayaba la gran atracción
ejercida por la obra sobre el espectador, generadora, por
consiguiente, de una contemplación prolongada por la dificultad de
ser descifrada.
Paradójicamente,
Rothko siempre aspiró a ser comprendido, convencido de que "la
evolución de la obra de un pintor es un viaje en el tiempo hacia la
claridad: hacia la eliminación de todos los obstáculos entre el pintor y
la idea y entre la idea y el espectador"; y para él "alcanzar esa
claridad es sencillamente ser entendido".
Tras
sufrir un aneurisma en 1968, el artista tuvo que abandonar el gran
formato en favor de la pequeña escala y utilizar el acrílico sobre
papel. A partir de este momento trabajó intensamente tanto sobre papel
como sobre lienzo, incluso cuando retomó formatos más grandes en 1969.
A
partir de 1969 y 1970 produjo una serie de obras en marrón, negro y
gris, dividiendo la composición horizontalmente y enmarcándola con un
borde blanco, que generó enmascarando los bordes del papel o de la
lona con cinta que luego descartó. La serenidad de la zona oscura se
contrapone a la turbulencia de las marcas del pincel de la sección
gris. El borde agudamente definido establece una interacción compleja
entre la obra y el espectador, que es, a la vez, atraído mediante la
sensualidad de la textura, pero a la vez mantenido a distancia, por el
marco rígido.
Las pinturas de negro sobre gris, que inicia un año antes de suicidarse en 1970, confirman la creencia de Rothko de que su obra expresaba una tragedia. Denominadas por el mismo artista como Sin título, estas pinturas son, al mismo tiempo, comienzo y punto de inflexión en su carrera.
Las pinturas de negro sobre gris, que inicia un año antes de suicidarse en 1970, confirman la creencia de Rothko de que su obra expresaba una tragedia. Denominadas por el mismo artista como Sin título, estas pinturas son, al mismo tiempo, comienzo y punto de inflexión en su carrera.
Mark
Rothko se aisló de su familia durante sus últimos meses de vida, para
vivir solo en su taller de Nueva York, suicidándose –con barbitúricos y
cortándose las venas- el 25 de febrero de 1970.
Hay
ciertas teorías al respecto y cierta coincidencia sobre su carácter
melancólico y depresivo, agravado tal vez por la reciente separación de
su segunda esposa, serios problemas de salud y, dicen los que lo
conocieron, una profunda insatisfacción por el rumbo que iba tomando el
mundo del arte. Fue un artista apasionado y obsesivo, azote de
críticos, convencido del poder trascendental de su pintura, siempre
supervisó meticulosamente los montajes de sus obras, pues valoraba
mucho la forma en que el espectador se acercaba a ellas, llegando
inclusive a negarse a venderla si pensaba que iba a caer en malas
manos.
Pintura mostrada: "Azul y Rojo".
Fuentes: http://www.revistadeartes.com.ar/revistadeartes_9/mark-rothko.html
Atte.: LM (seccion de Pintura).